La
utilización del aire comprimido en la industria, tiene numerosas ventajas
frente a otras energías, como la hidráulica o la electricidad, que van desde su
rápida respuesta hasta su carácter no contaminante, ya que el aire que se
devuelve a la atmósfera no contiene ningún elemento contaminante.
Sin
embargo y como cualquier fuerza motriz, tiene una serie de inconvenientes a los
que se pueden dar respuestas para su corrección.
Humedad
e impurezas.
La
temperatura de salida del aire, en los compresores, es elevada. Esto produce
que al pasar a las tuberías y enfriarse, provoca condensados de agua. Estos
condensados pueden dañar los dispositivos de trabajo y el acabado final de los
productos.
Para
evitar estos condensados, hay que instalar un secador de aire después del
compresor. Estos secadores pueden ser de varios tipos, dependiendo del punto de
rocío que se quiera alcanzar.
Así
mismo, al aspirar el aire atmosférico, también se aspiran impurezas que contiene
el aire en suspensión, por lo que es necesario instalar baterías de filtraje
antes y después del secador y/o en las bajantes de utilización.
Todos
estos elementos, su disposición y la elección de los mismos, depende siempre
del tipo de fabricado que realicemos. Cuantas más altas sean las prestaciones
que necesitemos, más elementos tendremos que intercalar en nuestra línea de
aire.
Actualmente,
muchos compresores llevan de serie integrado o incorporado, el secador
necesario para la eliminación de los condensados.
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